Tras los pasos de Don Quijote
Podemos ver la ruta de Don Quijote de dos maneras diferentes. La primera tratando de reconstruir y seguir los pasos de Don Quijote, siguiendo los indicios que aporta el libro de Cervantes, con la mayor precisión posible. Pero muchos de esos lugares o no sabemos identificarlos, o están totalmente en ruinas (como sucede, por ejemplo, con la famosa Venta de Doña Inés) o no tienen un interés muy especial desde el punto de vista artístico, paisajístico o gastronómico. De manera que si abordamos la ruta de Don Quijote desde el punto de vista del interés turístico no tenemos que poner el acento en la exactitud histórica o documentada de los lugares sino en el disfrute del viaje en cualquiera de sus aspectos y en el sentido práctico del recorrido.
Así que ahora abordaremos brevemente la ruta de don Quijote que podemos llamar de investigación y después las rutas turísticas, que no tienen por qué coincidir exactamente al ser diferentes los criterios.
Capítulo I
¿Desde dónde salimos?
La polémica está servida
Ya desde el principio habrá necesariamente polémica, porque unos identifican el pueblo de D Quijote como Argamasilla de Alba, para otros es Villanueva de Los Infantes, otros aseguran que es El Toboso y los más no tiene dudas de que es Esquivias. Y es evidente que si Don Quijote inicia su ruta desde cuatro lugares diferentes los puntos de su recorrido también van a ser diferentes. Aunque luego las cuatro rutas teóricas confluyen en unos mismos lugares, como no puede ser de otro modo.
El primer mapa de la ruta de D. Quijote lo hizo Vicente de los Ríos en 1780 y durante mucho tiempo nadie lo discutió. Pero tras las muchas investigaciones realizadas desde 1980 dejó de ser la referencia. En ese primer mapa dibujado, D. Quijote sale de Argamasilla de Alba y es armado caballero en una Venta camino de Sevilla. Regresa a Argamasilla y en la segunda salida se dirige a Campo de Criptana y Puerto Lápice. La majada de los cabreros la sitúa cerca de Villarubia de los Ojos. Desde ahí Don Quijote y Sancho Panza se dirigen, -sigue diciendo De los Rios- al Camino Real de Toledo a Córdoba y en este camino sitúa la famosa Venta donde tantas cosas ocurren. Luego llega a El Peralvillo, de ahí se dirige a Almagro y desde allí se encamina y llega a Sierra Morena y hasta el Viso, ya en la provincia de Córdoba. En la tercera salido Don Quijote sale hacia El Toboso, de ahí baja a la Cueva de Montesinos y luego ya emprende el camino hacia Zaragoza, donde está el Palacio de los Duques, y finalmente a la playa de Barcelona.
En 1988 Diego Perona investiga a conciencia citas geográficas del Quijote, junto a cartografía y documentos de la época y propone otra ruta, que con pequeños cambios es, desde entonces, la más aceptada.
En el Quijote se habla y se cita “un lugar de la Mancha”, “campo de Montiel”, “Dulcinea de El Toboso”, “camino real a Sevilla”, un rico “labrador de Quintanar de la Orden” y unos “académicos de Argamasilla”... Pero la ruta que propone Perona no arranca de ninguno de estos sitios: Don Quijote sale de Esquivias y regresa allí también en sus tres salidas. Perona no tiene dudas porque recuerda que “la mayoría de los personajes del libro son antepasados de la familia de su mujer y de otros vecinos del pueblo”. Tampoco hay que olvidar que en Esquivias vivió Cervantes durante muchos periodos a lo largo de un espacio de unos veinte años y allí escribió la primera parte de su libro del Hidalgo Don Quijote. Pero Esquivias no es de la Mancha sino de la Sagra, dicen sus detractores. Como también es verdad que un escritor se puede tomar muchas libertades. Y el sobrenombre “de la Mancha” -una palabra que para los árabes significaba tierra seca y pobre”- le viene a nuestra Caballero más que bien. De todas formas si Cervantes no citó al pueblo de D. Quijote por su nombre fue por algo. Su famosa frase “de cuyo nombre no quiero acordarme” debemos entenderla no porque algo malo le ocurriera en ella a su autor, sino en el sentido de “cuyo nombre no importa en esta historia”.
Capítulo II
Las dos primeras salidas de Don Quijote
La primera de 9 leguas y la segunda ya con Sancho
La primera salida de Don Quijote dura dos jornadas y recorre solo nueve leguas, lo dice el propio libro. Perona sitúa la Venta en la que Don Quijote es armado caballero en Yuncler, en el camino Real a Sevilla y a mitad de camino entre Esquivias y Toledo. Porque en Yuncler había, efectivamente, una venta con mucho ajetreo y un pozo como el que se describe en la novela. Después se encaminaría a Alameda de la Sagra y el rio Tajo camino de Aranjuez para volver a Esquivias por Borox, cerca de cuyo pueblo tendría lugar la aventura con los sederos.
En la segunda salida Don Quijote, ya con su escudero Sancho, abandona Esquivias por la noche y al día siguiente ya están frente a los molinos de viento que parecen gigantes en Campo de Criptana. (El camino para llegar allí habría sido pasando por Aranjuez, Ocaña, Quintanar de la Orden y El Toboso). Desde Campo de Criptana llegan a Puerto Lápice, donde tiene lugar el combate con el Vizcaíno. Hasta aquí no hay dudas. Después, por arte de magia (es decir, la libertad del escritor) en no muchas horas nuestros héroes están ya en el valle de la Alcudia con la majada de los cabreros. Volando quizás pasarían por Miguelturra, muy cerca de Ciudad Real, (que Sancho dice conocer bien), el campo de Calatrava y Almodóvar para entrar en ese frondoso valle a través de Brazatortas. Pero se sitúe a los cabreros en Villarubia de los Ojos (muy cerca de Puerto Lápice y tal como decía De Los Ríos) o ya en el valle de Alcudia (como asegura Perona), lo que sí es cierto es que ese gran salto se produce de todos modos, porque a partir de ese momento transcurren todas las aventuras de Don Quijote en la parte final de ese rico valle de La Alcudia y en las cercanías de la Venta de la Inés. Un poco mas al sur está Horcajo y el puerto de Niefla, altura desde la que se divisa todo el valle y por dónde estaría la pastora Marcela. Después, tras el puerto de Valderrepisa, nos adentramos en la Sierra de La Garganta, la Sierra Morena del retiro de Don Quijote y el refugio de Dorotea y Cardenio para curar sus penas de amor, a quienes encontraría cerca de Fuencaliente.
La aventura de Los Batanes se sitúa claramente en esta zona del sur de Ciudad Real. Abundaban en el río Muelas y entre Horcajo y Fuencaliente los batanes relacionados con la industria de unas populares mantas de vivos colores de Los Pedroches y Torrelcampo, en Córdoba pero limitando con la provincia manchega. Concretamente habla Perona de los Batanes de Navarrillo, cuyo ruido se oía desde el Camino Real a Andalucía y que tantas veces escucharía el propio Cervantes. La aventura del Yelmo de Mambrino y la liberación de Los Galeotes, que suceden en los capítulos siguientes, tienen lugar en estos mismos o muy próximos parajes.
En la Venta de la Inés, a dónde regresa Cervantes acompañado de Dorotea y Cardenio, tienen lugar, entre otros sucesos, la lucha de Don Quijote con los cueros de vino, y la llegada del cautivo y la bella Zoraida.
Y allí también van a buscarle y le obligan finalmente a volver al pueblo encerrado en una jaula.
Capítulo III
La tercera salida
Ocupa toda la segunda parte del libro
En la tercera salida, que ocupa toda la segunda parte del libro, D. Quijote se dirige antes que nada a El Toboso, dónde desea ver a su Dulcinea. (De nuevo el camino más recto sería el de Aranjuez y Quintanar de la Orden). Y allí es dónde Sancho le engaña con las aldeanas y el encantamiento de Dulcinea.
El siguiente punto que se cita por su nombre en el libro es la Cueva de Montesinos, cerca de las lagunas de Ruidera. Pero antes han tenido lugar el encuentro con el caballero del Bosque y la aventura con los leones, que podríamos situar entre Pedro Muñoz, Tomelloso y Argamasilla de Alba, que quedan por el camino. Después tiene lugar su estancia en el palacio del caballero del Verde Gabán, que la tradición sitúa en Villanueva de los Infantes, un poco más al suroeste de las lagunas. De modo que las bodas de Camacho, que se nos cuentan antes de llegar a la cueva de Montesinos, habría que situarlas en las cercanías de los pueblos de Alhambra o Ruidera.
Desde la cueva de Montesinos D. Quijote ya emprende un rápido camino hacia el norte y el río Ebro pasando por San Clemente, en la provincia de Cuenca. Porque hay una referencia explícita a la Ermita del Rus, que queda un poco al norte de esta ciudad. Son los capítulos en los que suceden las aventuras del rebuzno y el Retablo de Maese Pedro. Desde San Clemente D. Quijote pasaría por Siguenza y Medinaceli, en Guadalajara y luego, Calatayud, ya en Aragón, antes de llegar a las tierras zaragozanas.
Hay común acuerdo entre los expertos en que el Palacio de los Duques, dónde le suceden tantas aventuras a D. Quijote, podemos situarlo en Pedrola, a menos de 40 kilómetros de Zaragoza y en el camino a Tudela, en el palacio de los Duques de Villahermosa. Eran famosas en la época las fiestas que se celebraban en aquel palacio. Además, los duques eran grandes amantes de las letras. Pero hay una segunda razón importante: y es que el propio Cervantes se hospedó en aquel palacio en 1568 acompañando al que más tarde sería cardenal Julio Aquaviva y a quien serviría en Roma años después.
Alcalá de Ebro es el lugar al que se identifica con la Ínsula Barataria, de la que fue gobernador Sacho Panza. Está muy cerca de Pedrola, a la distancia exacta que se dice en el libro, y junto al río; y era conocido en aquellos años que con las crecidas del Ebro a menudo quedaba convertida esta villa en una auténtica isla.
En su camino hacia Barcelona, y tras ser arrollado por la manada de toros, D. Quijote se topa con el bandolero Roque Guinart en la frontera con las tierras catalanas. Se sabía muy bien en la época de los bandidos de esta zona, lo mismo que el rigor de la justicia que los colgaba “por cientos” allí dónde los apresaba. Se trata, casi seguro, de la zona despoblada y de baja montaña en los alrededores de Fraga y Mequinenza.
En Barcelona Sancho Panza se va enseguida (como todo castellano que no ha visto el mar) a ver los barcos del puerto. Y es ahí donde se cuenta la historia de la hermosa morisca Ana Felix. Paseando luego D. Quijote por la playa es retado y derrotado por el caballero de la Blanca Luna, viéndose tristemente obligado a regresar a su pueblo castellano.